Educandoatulado – La educación emocional en la primera infancia

Sara Hernández

¿Por qué y para qué nace el programa y formación educandoatulado (La educación emocional en la
primera infancia)?

Educandoatulado nace del hecho de que “No podemos educar como nos educaron porque el mundo
para el que nos educaron, ya no existe.” La sociedad y la vida ha cambiado y es el momento de que
la forma de educar también cambie. Para ello lo primero es dar la importancia que merece a la
primera infancia y a la gran labor educativa que realizan todos los educadores infantiles, ya que el
bebé aprende desde que se encuentra en el periodo prenatal. Pero vamos a educar subrayando lo
que verdaderamente es necesario y relevante en esta etapa y que, tras años de observación y
experiencia, considero básico en el desarrollo de toda persona, como es educar en emociones
(educar en competencias), ya que sentimos, pensamos y actuamos. En el caso de la primera etapa,
el niño siente y actúa, por lo que el adulto será su guía, acompañante y modelo emocional durante
todo su primer desarrollo. Para este fin, necesitaremos la herramienta básica de todo aprendizaje: La
Comunicación tanto no verbal como verbal. Para que esta metodología se pueda llevar a las aulas, lo
primero que como docentes, debemos hacer es cambiar la forma de ver (mirar con ojos de niño) y
nuestra forma de interactuar con el niño (psicología positiva). Rebecca Saxe, profesora de
neurociencia cognitiva del MIT, nos muestra en sus estudios que el cerebro del bebé reacciona de
manera positiva y, mayormente como fuente de motivación para su aprendizaje, ante imágenes de la
naturaleza, caras y sonrisas. Tras el estudio, se ha observado científicamente que el cerebro aprende
y prefiere aprender de las caras que sonríen, por lo que si los educadores disfrutamos, el niño
aprende de manera positiva. Partiendo de este estudio, comencé a ponerlo en práctica en el aula y a
observar los cambios tan importantes y significativos que se daban en los alumnos. Pudiendo
comprobar que la sonrisa no solo es una herramienta potenciadora del aprendizaje, sino que
además es un medio de comunicación entre alumno y educador, creadora de vínculos emocionales, y
sobre todo generadora de una de las mejores emociones que podemos sentir , la alegría, y cómo la

actitud y la gestión emocional del docente es relevante tanto para el aprendizaje y bienestar del
alumno, como del educador.

Neurociencia, neuroeducación, aprendizaje y emociones.
Gracias a nuestra gran aliada la neurociencia podemos empezar a comprender e identificar
de forma esencial y desde el neurodesarrollo , el concepto de las emociones, conocer que son,
donde se crean y cómo se desarrollan en nuestros alumnos en estos primeros y cruciales años de
vida. ¿Y por qué digo cruciales?, porque cada uno de nuestros alumnos tiene un cerebro único, y en
estos tres primeros años de vida se producen los primeros aprendizajes, los más rápidos , junto a los
mayores cambios. Cada vez que el cerebro aprende algo nuevo, no vuelve a ser cómo antes, ya que
es esculpido con cada nueva experiencia. Por lo que todas las experiencias emocionales que vivan
nuestros alumnos van a tener una gran relevancia quedando grabadas de manera implícita y
formando parte esencial en la base y construcción de su desarrollo.

¿Qué es la educación emocional?

Bisquerra, Pérez y García (2015, p. 173) definen la educación emocional “como un proceso
educativo, continuo y permanente a lo largo de toda la vida, que se propone el desarrollo de
competencias emocionales”, es decir, educar en competencias para desenvolverse con éxito en la
vida. La educación emocional supone una innovación educativa que no se da, y que es necesaria en
el desarrollo de toda persona.
Desde la primera etapa de la vida de nuestros alumnos se puede educar y trabajar distintos
aspectos para poder combatir en el futuro problemas como los que se dan hoy en día en
adolescentes: ansiedad, estrés, depresión, violencia, comportamientos agresivos y de riesgo… y
todos ellos con un fondo emocional.

Cuando nos relacionamos con cualquier persona, siempre hay alguna emoción y si la
emoción desde la que nos relacionamos es la desconfianza, la hostilidad, el miedo, el rechazo… será
muy distinto a si nuestra relación comienza desde el respeto, la confianza, el cariño y la cercanía.

¿Qué aprenderemos tras esta formación?
“Aprender a aprender, es el camino y requiere aprender a desaprender”
Ya que el equilibrio emocional en los primeros años de vida , va a marcar el futuro posterior
de nuestros alumnos, necesitamos que los adultos que les guíen y acompañen en los primeros años
de su vida (padres y educadores infantiles) conozcan y tengan las herramientas necesarias para
poder sembrar en ellos unas competencias emocionales personales y sociales adecuadas , en las que
puedan vivir en plenitud y que les acompañarán toda la vida

Sara Hernández Cano
Fundadora de @educandoatulado