Eva Bazán, Coordinadora de secundaria en Colegio Sagrado Corazón
La escuela ha sido y es centro de atención en muchas ocasiones, una de las más recurrentes es la que cuestiona qué enseñamos en las aulas, de hecho, no son pocos los titulares como “Las personas con éxito tienen hábitos y habilidades que no se enseñan en el colegio”. ¿Qué podemos hacer desde las escuelas y las universidades para formar a ciudadanos libres e independientes y con las herramientas que les permitan ser esa persona que todos quieran a nivel profesional y personal?
Una de esas herramientas, sin lugar a dudas, es la oratoria y el debate, la competencia lingüística es una de las llaves de muchas puertas del presente y del futuro para poder desenvolverse en la vida y en el trabajo. Vivimos en una sociedad cada vez más exigente con las nuevas generaciones y nuestros alumnos y alumnas tienen que dominar distintas competencias, la tecnológica, matemática, etc, y por supuesto, la lingüística.
De las cuatro habilidades fundamentales que se dan a través de la palabra: leer, escribir, escuchar y hablar, las dos primeras, se trabajan y mejoran en el colegio, pero las dos últimas son las que nadie enseña y las que marcan la diferencia entre la mediocridad y la excelencia. Ya decía Aristóteles que “saber contar una idea es más importante que la propia idea”. Las ideas son la moneda de cambio del siglo XXI, da igual a lo que te dediques en el presente o en el futuro, la herramienta más poderosa que tenemos es el lenguaje, son las palabras.
Por ello, incluir la oratoria y el debate en el aula es imprescindible para formar ciudadanos con pensamiento crítico, que sepan pensar, analizar ideas preconcebidas, comprender los puntos de vista de otras personas, realizar preguntas adecuadas.
Enseñar a comunicar, a debatir no solo es enseñar a hablar en público es enseñar a pensar bien en privado, ¡Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses!” es la Inscripción que aparece en el frontispicio del Templo de Apolo en el Monte Parnaso cerca de Delfos en la región de Fócida, Grecia; c. 2500 adC. Fue Platón, uno de los filósofos más reconocidos, quien más valor dio a esta frase, haciendo pensar en la importancia de mirar hacia dentro antes de tomar acción en algo. Han pasado los siglos y gran parte de las personas aún tienen dificultades en esa materia básica que es el autoconocimiento: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Así que hablar de comunicación, es hablar también de inteligencia emocional, ya que el lenguaje tiene la capacidad de forjar y transformar radicalmente nuestra experiencia mental. Las palabras que utilizamos al pensar pueden tener un efecto muy poderoso en las emociones y en el estado de ánimo. En muchas ocasiones no nos damos cuentas de la fuerza decisiva que tienen nuestras palabras en nuestro día a días. Por ello, llevar la oratoria a las aulas es cuidar también nuestro lenguaje interno y nuestra salud mental.
Pero si además añadimos una de las herramientas por excelencia dentro de la oratoria como es el debate , llegamos a la cuadratura del círculo, es darles voz a nuestros jóvenes, es una práctica imprescindible para fomentar, habilidades como ser capaz de realizar una buena investigación del tema de debate, construir argumentos a favor y en contra de la premisa elegida, lo cual hace desarrollar la empatía y ayuda a ver que no todo el mundo tiene que tener la misma opinión, y por tanto, fomentar el respeto.
El debate desarrolla también la escucha activa y el pensamiento crítico, un buen debate es como un diálogo, y escuchar lo que el interlocutor tiene que decir, es tan importante como lo que hay que defender. En el mundo de hoy en día no estamos acostumbrados a practicar la escucha activa, recibimos tantos estímulos que resulta casi imposible detenerse y aprender a prestar atención, que es otro elemento de la escucha. El debate desarrolla la resiliencia o capacidad de afrontar situaciones de estrés, y desarrolla especialmente la capacidad de trabajo en equipo, pero sobre todo, genera ciudadanos más tolerantes, empáticos y capaces de dialogar.
Enseñar y practicar la comunicación en el aula a través del debate y la oratoria es dar el impulso necesario a nuestros jóvenes para un futuro prometedor. No hay trabajo, no hay posibilidad en la que no hablar en público sea un beneficio, todos tenemos en algún momento que transmitir nuestras ideas en público y que sean bien entendidas. Todo lo que tiene que ver con nuestro proyecto vital o profesional tiene que ver con nuestra comunicación, y cultivar nuestra comunicación, nos va a ayudar a mejorar nuestras relaciones, nuestra confianza, nuestra seguridad.
Decía Lao Tse que “Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”, avancemos y demos el primer paso, la comunicación es una guía para “ir por el mundo”.